Peligros de los solventes en la producción de calzado /Parte II y última




¿Está Nike cambiando hacia solventes de base de agua?



En marzo de 1997, luego de que el informe de la auditoría de Ernst & Young fuera hecha pública en forma no oficial, Nike declaró que la fábrica Tae Kwang Vian había sido convertida del tolueno a solventes de base de agua. En mayo de 1998, Nike anunció que 8 de 10 de sus calzados utilizan solventes de base de agua.
Esta afirmación fue recibida con cierto escepticismo por Meei-Shia Chen (Profesora Asociada del Centro de Estudios en Administración de Salud de la Universidad de Chicago), quien ha realizado una extensa investigación de los problemas de salud y seguridad ocupacional de la industria del calzado en Taiwan y China. La profesora Chen expresó que una de sus entrevistas con el director de salud y seguridad ocupacional en una planta de Nike en Taiwán en 1997, indica que Nike ha pedido a sus contratistas que "experimenten con" adhesivos de base de agua y que apunten a utilizarlos más hacia el año 2000. Su investigación revela que aún la mayoría de las fábricas de calzado en los EE UU siguen utilizando adhesivos de Tolueno y no de base de agua.
Dara O’Rourke (Grupo de Energía y Recursos, Universidad de California) dice que el gerente del laboratorio de Nike en la ciudad de Ho Chi Min, Vietnam, le expresó que, hacia octubre de 1997, las fábricas de Vietnam estaban utilizando un 70% de solventes de base de agua. También se le dijo "pueden ahorrar una suma considerable de dinero cambiando a solventes de base de agua, porque se utiliza menos adhesivo. Hay un costo inicial para hacer el cambio, pero las fábricas nuevas pueden diseñar el cambio". Otro subcontratista de Nike en Taiwán, según la investigación de Chen, confirmó el 70% del uso de solventes de base de agua. Sin embargo, los expertos de salud y seguridad ocupacional de Taiwán proporcionaron información contradictoria, sosteniendo que la industria del calzado en Taiwán utiliza menos del 1% de adhesivos de base de agua.

Los solventes de base de agua también pueden ser tóxicos

Por último, debe tenerse en cuenta que cambiar a solventes de base de agua no resuelve todos los problemas de salud y seguridad. Barry Castleman dice que "los diluyentes de base agua pueden también ser tóxicos y que el peligro puede provenir de los ingredientes que se añaden en pequeñas cantidades. Hubo una gran preocupación en los EE UU hace poco cuando se reconoció que algunas pinturas látex de base de agua contenían mercurio, el cual estaba presente en el aire al aplicarse la pintura". Las entrevistas de la profesora Chen con expertos de Taiwán revelaron que aún en los adhesivos de base de agua puede haber hasta un 10 a 15% de solventes.

El monitoreo independiente

El Centro Inter Fe de Responsabilidad Empresarial visitó la planta de Sam Yang en Vietnam el 6 de marzo de 1998. Aunque se suponía que la planta estaba utilizando cementos de base de agua, encontraron que "el olor de los químicos era muy evidente". Cuando preguntaron a Nike sobre esto, Nike "investigó... hallando que el adhesivo de base química seguía siendo utilizado hasta que la planta consumió las existencias". Nike informó al Centro que esta práctica se pararía. Aunque el monitoreo de la calidad del aire y el cumplimiento de los estándares de salud y seguridad sean llevados a cabo por sindicatos independientes o monitores externos, queda claro que el monitoreo independiente y permanente del cumplimiento es algo crucial. Sin un monitoreo independiente es imposible responder seriamente a la pregunta de si Nike está de hecho cumpliendo su compromiso al cambio.

La Gran Tenochtitlan

Los mexicas -llamados también aztecas- fueron un pueblo indígena de filiación nahua que tras una larga peregrinación fundó México-Tenochtitlan. Esta ciudad hacia el siglo XV se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que conoció la Mesoamérica precolombina. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de México -Tlacopan y Texcoco-, los mexicas sometieron a pueblos indígenas que ocuparon el centro y el sur del territorio actual de México.
La leyenda indígena sitúa el origen de los mexicas en Chicomóztoc (náhuatl: chicome-oztotli-co, “Lugar de las siete cuevas”), sitio relacionado con Aztlán -de donde se deriva azteca-, aunque no existe consenso sobre el punto exacto donde se encontraría el sitio. La lengua de los mexicas era el náhuatl clásico, que actualmente es la lengua indígena con la mayor comunidad lingüística en México.
A la llegada de los españoles, los mexicas mantenían relaciones de tensión con los pueblos sometidos, a los que les imponían fuertes cargas tributarias. Esta situación fue aprovechada por los invasores en 1519, que rápidamente establecieron alianzas con los zempoaltecas y los tlaxcaltecas. El fin del Estado mexica ocurrió en 1521, con la derrota final de Tenochtitlan por parte de los españoles.

Localización

Tenochtitlan estaba ubicada en la zona lacustre de la cuenca de México, sobre un islote al occidente del lago de Texcoco. La extensión geográfica del Estado mexica ocupaba la mayor parte del centro y sur de la actual República Mexicana, se extendía desde el poniente del valle de Toluca, abarcando casi todos los estados de Veracruz, Puebla, en el centro, Hidalgo, México y Morelos, en el sur; gran parte de los estados de Guerrero y Oaxaca, así como la Costa de Chiapas hasta la frontera con Guatemala. Sin embargo, quedaban fuera de su dominio los señoríos de Meztitlán (en Hidalgo), Teotitlán y Tututepec (en Oaxaca), Purepechas (en Michoacán), Yopitzingo (en Guerrero) y Tlaxcala.

La ciudad azteca

La ciudad estaba cruzada de lado a lado por tres amplias y largas avenidas (Calzadas) que se extendían hasta tierra firme. Los calpullis (algo así como barrios) estaban divididos por tlaxilcalli o canales y, paralelos a estos, siempre había una amplia calle. Los canales se cruzaban por puentes de madera que de noche eran retirados.
Los canales se usaban para el transporte con barcas hechas de totoras (plantas con tallos de uno a tres metros de largo). Había barcazas para la recolección de desperdicios y otras para la recolección de excremento, que era utilizado como abono en las chinampas. Alrededor de mil personas estaban encargadas de la limpieza de las calles. Bernal Díaz del Castillo comenta su sorpresa al encontrar letrinas en las casas particulares, en el mercado público y en los caminos.
Originalmente Tenochtitlan fue un pequeño islote en el lago de Texcoco y fue ampliada artificialmente hasta alcanzar unos 13.5 kilómetros cuadrados. No existe un consenso sobre la población de Tenochtitlan, la mayor parte de los historiadores dan un valor conservador entre 80,000 a 230,000 habitantes, más grande que la mayor parte de las ciudades europeas de su época, Constantinopla (con 200,000 habitantes), París (con 185,000) y Venecia (con 130,000).
Tlatelolco originalmente era una ciudad independiente del poder mexica, pero eventualmente fue sometida, absorbida y convertida en un suburbio de Tenochtitlan. La ciudad era una de las ciudades más prósperas del mundo.
A pesar de que el lago de Texcoco era salado, la ciudad estaba rodeada de agua dulce gracias a los diques construidos por los mexicas que permitían concentrar ahí el agua proveniente de los ríos que alimentaban al lago. La ciudad contaba con dos acueductos que tenían dos canales, que Bernal describe como "del ancho de un buey". Esto permitía mantener un canal en operación en tanto se le daba mantenimiento al otro.
Esa agua era principalmente usada para lavado y aseo. Los mexicas acostumbraban tomar dos baños al día, y se reporta que Moctezuma tomaba cuatro. Usaban la raíz de Coplaxócotl (saponaria americana) como jabón, y la raíz de Metl para el lavado de la ropa.
La simetría de la ciudad era mantenida por medio de un funcionario llamado calmimilócatl, que debía supervisar cualquier construcción y evitar que se invadieran las calles y canales, que eran previamente construidos.
Cada uno de los calpullis tenía una personalidad, pues usualmente los artesanos y artistas se agrupaban en algún calpulli y competían contra los de otros calpullis. Actualmente, en la zona sur de la ciudad de México aun se les llama calpullis a las organizaciones generadas en torno a las iglesias católicas, y en las fiestas populares aun compiten entre ellas.
Cada calpulli tenía asignada una zona de tierra cultivable y sus habitantes se repartían el trabajo de sembrar y cosechar, lo que estrechaba más los lazos entre los vecinos del calpulli. Esta forma de posesión comunal de la tierra persiste en algunos pueblos del México moderno y desde entonces los campesinos siguen luchando por mantener esas tierras comunales.
Cada calpulli tenía su propio tianquiztli (mercado). Actualmente en casi todo México se les llama tianguis a los pequeños mercados que se ponen un solo día a la semana.
Además del mercado del calpulli existía un mercado principal en Tlatelolco. Cortés reporta que este mercado era dos veces más grande que la ciudad de Sevilla y que había 60,000 personas comprando y vendiendo diariamente. Bernardino de Sahagún nos da una cifra más conservadora de 20,000 personas durante días comunes y 40,000 en días de fiesta.
En el centro de la ciudad, dentro de un recinto amurallado, estaban los principales templos y la casa de los jóvenes, y cerca de allí, el palacio de Moctezuma, que disponía de 100 habitaciones con baño propio para los visitantes y embajadores. Ahí se alojaron los invasores españoles, junto con sus aliados Tlaxcaltecas.
El palacio de Moctezuma tenía varios anexos. Uno de ellos era la casa de las fieras, que albergaba animales de casi toda Mesoamérica. Un recinto estaba dedicado a las aves de rapiña y el otro a una gran diversidad de aves, reptiles y mamíferos. Alrededor de 300 personas cuidaban a los animales. Había también un jardín botánico dedicado especialmente a plantas medicinales. Otra sección contenía una especie de acuario, con 10 estanques de agua salada y 10 estanques de agua dulce para peces y aves acuáticas.

Referencias

Probablemente la obra más importante para conocer acerca de los mexicas es el trabajo de Fray Bernardino de Sahagún, quien enseñó a los indígenas las letras europeas y los entrevistó para que ellos mismos escribieran su historia en su propio lenguaje. Sahagún escribió una versión muy censurada en español, por las autoridades, mientras que el original en náhuatl no fue traducido por completo hasta el siglo XX.
Existe también la obra de los primeros misioneros enviados a México, como Fray Diego Durán o Fray Diego de Landa, Motolinía y Jerónimo de Mendieta.
Entre los autores indígenas y mestizos más importantes están: Fernando Alvarado Tezozómoc, Alva Ixtlixochitl, Muñoz Chimalpain Cuahutlehuanintzin y Juan Bautista de Pomar. Además existen algunos manuscritos anónimos. Es importante conocer la obra escrita y poética de este pueblo como parte de la tradición de la poesía precolombina.

http://es.wikipedia.org/wiki/Civilizaci%C3%B3n_azteca

Sistema hidráulico de Tenochtitlan



El sistema hidráulico de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca (mexica), se componía de cinco lagos: Texcoco, Xochimilco, Chalco, Xaltocan y Zumpango. La separación entre los mismos era en parte natural, pues el agua de los manantiales de Xochimilco y Taxco difería del agua salada de Texcoco, pero, en parte, producto de diques construidos por los aztecas sobre el gigantesco lago de La Luna; enorme depósito de agua dentro de una depresión delimitada por un masivo volcánico (caso único en el mundo junto con el del lago Kovou o Kivi, en África). A mediados del siglo XV los aztecas construyen la calzada-dique que uniría la ciudad con las chinampas de Xochimilco. En esta época se delimitan también zonas reservadas a la pesca de uso exclusivo de los tenochcas. Estos lagos abarcaban 2 mil kilómetros cuadrados.
La hegemonía política, económica y militar del imperio azteca dependía, en parte, de la habilidad de este pueblo para explotar económicamente dichos lagos. Sin embargo, graves inundaciones devastaron la ciudad en 1382, 1449 y en 1500. Además, las clases populares sufrían de las emisiones salitrosas producto de la descomposición de los feldespatos sódicos y potásicos que entraban en contacto con el agua (Gruzinski, Serge, Histoire de Mexico, Fayard, París, 1996, p. 212). Con la conquista de Tenochtitlán hace más de quinientos años comenzó la desecación de los grandes lagos de la cuenca del valle de México.

Nezahualcóyotl /Poeta







Coyote-Hambriento
Rey de Texcoco
(1431-1472)












PONEOS DE PIE

¡Amigos míos, poneos de pie!
Desamparados están los príncipes,
Yo soy Nezahualcóyotl,
Soy el cantor,
Soy papagayo de gran cabeza.
Toma ya tus flores y tu abanico
¡Con ellos ponte a bailar!
Tú eres mi hijo,
Tú ere Yoyontzin.
Toma ya tu cacao,
La flor del cacao,
¡que sea ya bebida!
¡Hágase el baile,
No es aquí nuestra casa,
No viviremos aquí,
Tú de igual modo tendrás que marcharte.

http://www.los-poetas.com/netz1.htm#Alegraos

Frida Kahlo




Con la maestría de su fina pincelada, Frida dejó plasmadas en docenas de autorretratos sus unidas cejas negras y su escaso bigote. Esta misma Frida fue la que se quitó de un tirón tres años de edad, sosteniendo que había nacido en 1910 en Coyoacán, México, en vez de 1907. ¿Capricho vanidoso? Probablemente no. Aunque Frida fue casi siempre su única modelo, su intención iba más allá de querer preservar la belleza de su juventud, ello estuvo más relacionado con su necesidad de identificarse con México, su tierra amada. El hecho en el cambio de su fecha de nacimiento tiene relación con el año del comienzo de la Revolución mexicana (1910) y el retiro del poder al presidente Porfirio Díaz.
Para comprender la naturaleza de esta artista y sus pinturas es necesario poner a un lado todo tipo de convencionalismos, incluso las fechas. Asimismo, y mucho más paradójico aún, esta comprensión requiere de que nos ubiquemos en el contexto de la historia en que sucede la vida de la artista. Frida misma, siendo una artista revolucionaria, le toca nacer en medio del caos político que vivía su país, el cual pasaba por un proceso de sangriento renacer. Esa imagen, de acuerdo con Frida, es mucho más verdadera que el hecho en sí mismo.
Ya sea que estuviera en París, Nueva York o Coyoacan, Frida siempre vistió con el elaborado traje típico tehuano de las indias doncellas. Así como la realidad de su país la fue modelando y definiendo, igualmente lo hizo su esposo, el muy conocido muralista Diego Rivera. Si México era para Frida su verdadero progenitor, Rivera, 20 años mayor que ella representaba su "hijo grande"; ella solía llamarlo su pequeño bebé. Frida conoció a Rivera cuando todavía era una estudiante en el colegio, y tiempo después, en 1929, se convirtió en su tercera esposa, a sabiendas de que abiertamente su médico lo diagnosticó incapaz para la monogamia. No está de más mencionar que esta relación fue una unión poco convencional, problemática, y sin embargo apasionada, que sobrevivió numerosas infidelidades por ambas partes, separaciones e incluso un divorcio en 1939 y la consecuente reconciliación con un segundo matrimonio en 1940. El amor de esta pareja se sometió a duras pruebas pero, como se demuestra en las raíces de la pintura El abrazo de amor, el amor de Frida por Diego fue tenaz. No obstante, el matrimonio no protegió a Frida de los sufrimientos y padecimientos que caracterizaron su juventud: un horrible accidente en autobús dejó su cuerpo fracturado y debilitado por prácticamente el resto de su vida adulta. La incorregible actitud mujeriega de Diego, que llegó al colmo de relacionarse con la propia hermana menor de Frida, Cristina, sólo contribuían a aumentar su dolor. "Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida", dijo una vez Frida, "uno en el que un autobús me tumbó al suelo…, el otro accidente es Diego".
Fue un matrimonio que permaneció sin hijos y esto fue la fuente de muchas de las angustias de Frida, tanto como las infidelidades de Diego. Para Frida Diego era todo: "mi niño, mi amor, mi universo".
Como artistas, la pareja era muy productiva. Cada uno consideraba al otro como el mejor pintor y pintora de México. Frida se refería a Diego como el "arquitecto de la vida". Cada uno asumía con un profundo orgullo la creación del otro, a pesar de haber sido drásticamente diferentes en estilo y forma.
Montado en un andamio y a la intemperie, Diego pasaba horas trabajando en un mural día tras día. Amaba obsesivamente pintar, tanto como Frida lo amaba a él, entregando inmensos murales públicos sobre temas políticos. Frida, en cambio, estaba la mayor parte de su tiempo inmovilizada con un corsé y acostada en la cama o confinada a un cuarto de hospital, ya sea porque se estuviera sometiendo a una cirugía o recuperándose de alguna. Frida se alternaba intensamente entre la languidez y pintando obra personal. Cerca de una tercera parte de su obra, 55 pinturas, está compuesta de autorretratos. En algunos, su rostro, como una máscara, refleja una mirada fija e impasible. En otros en cambio, una gráfica y detallada representación de sus órganos internos nos revelan en correspondencia el estado de su mente. Ella era capaz de, en una sola imagen, revelarnos y revelarse lo más indigno de una traición, así como también el dolor de un aborto.
Diego, un artista del realismo socialista, se fue una vez en lágrimas de orgullo cuando Picasso expresó su admiración por un autorretrato de Frida.
El trabajo de Frida, algunas veces fantástico otras sangriento, ha sido definido como surrealista. Al respecto una vez ella comentó que nunca había pensado en que ella era una surrealista "hasta que André Bretón vino a México y me lo dijo". ("El trabajo de Frida Kahlo es la mecha de una bomba", escribió admirado Bretón). Sin embargo, Frida evadía todo tipo de etiquetas. Diego por su parte la definía como realista.
"No sé si mis pinturas son o no surrealistas pero, lo que sí estoy segura es que son la expresión más franca de mi ser", escribió una vez Frida. “Como mis temas han sido siempre mis sensaciones, mis estados de ánimo y las reacciones profundas que la vida ha producido en mí, yo lo he llevado objetivamente y plasmado en las figuras que hago de mi misma, que es lo más sincero y real que he podido hacer para expresar lo que yo he sentido dentro y fuera de mí misma".
Frida alternaba entre la esperanza y la desesperación. Poseía un agudo sentido del humor, usualmente un marcado humor negro al igual que una disposición muy aguda a la inventiva y la metáfora. Siempre se esmeró por mantener un hogar para Diego y amaba preocuparse por él, prepararle comida y bañarlo. Le encantaba rodearse de mascotas exóticas como monos araña y perros, y adoraba a los niños a los que siempre trataba como iguales. Frida gustaba de los chismes, de chistes subidos de tono y los sin sentidos. En cambio, aborrecía la pretensión. Trataba a quienes trabajaban en su casa como a su propia familia y a los estudiantes como colegas muy estimados. Frida Kahlo era la personificación de la alegría, un anhelo por la vida. Valoraba la honestidad, especialmente la propia. Una vez le escribió a un antiguo amante, quien abiertamente la había dejado por su debilidad física: "tú mereces lo mejor de lo mejor porque tú eres una de esas pocas personas que en este mísero mundo siguen siendo honestas consigo mismas, y esa es la única cosa que realmente cuenta".
Cuando Frida Kahlo muere a los 47 años de edad, el 13 de Julio de 1954, dejó una serie de pinturas que corresponden a la representación de su evolución como persona, al igual que, una serie de emotivas cartas a amantes y amigos junto a un colorido y cándido diario. Todo esto es una irrefutable evidencia de que su vida no fue nada menos que una búsqueda por ser honesta consigo misma.


Hablemos de... Glosario musical I





Leticia Cervón A.


Este pequeño glosario lleva el propósito de ser útil a las personas que leen acerca de la música o que sencillamente la escuchan. He incluido algunas de las palabras más comunes que se usan en el lenguaje Musical:
A CAPELLA. Música coral sin acompañamiento de instrumentos.
ACORDE. Tres o más tonos que suenan simultáneamente.
ADAGIO. Composición en tiempo lento.
ARIA. Composición para ser cantada por una sola voz.
ARMONÍA. Ciencia de las combinaciones de los sonidos.
BAJO. 1) Nota que sirve de base a un acorde. 2) La más grave de las voces humanas. 3) Instrumento que produce los sonidos más graves de la escala.
BARÍTONO. Voz masculina entre Bajo y Tenor.
CONCERTINO. El primer violín de una orquesta y encargado de tocar los "solos". También es responsable de la coordinación del movimiento de los arcos de los violines y de la orquesta en general.
CONTRALTO. La más grave de las voces femeninas.
DA CAPO. Desde el principio.
ENCORE.- Repetición de un pasaje o una pieza adicional tocada para corresponder al aplauso del público.
SOPRANO. La voz femenina más alta.
SORDINA. Dispositivo para suavizar o apagar el tono de un instrumento.

El traje nuevo del Emperador /Cuento

Cuento de Hans Christian Andersen


Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia.
No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban, pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido: a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.
«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».
-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.
-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.
Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.
Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela. Tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios a los que antes había enviado, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.
Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.
Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?
Quitose el Emperador sus prendas y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.
-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio (o capa) bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.
Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio (o capa), mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.
FIN